Chicago Air Motor

The Mill and the Flower of Wishes 🌟 | Children’s Story about Generosity and Kindness 🌟

It was a moonlit night in Grandmas orchard. The Chicago Air Motor windmill, its metal blades shining in the silver light, was turning gently, as it always did when the north wind blew. But that night something different happened.

 

The children, gathered under the mulberry tree with Uncle Augustine, noticed a peculiar glow in the windmill. “Look!” exclaimed Sofia, the youngest of the group, pointing at the blades that were beginning to turn faster than usual.

The old farmer, with his straight-brimmed hat and a wheat straw between his lips, slowly stood up. “Something special is happening, children. That windmill only turns like that when it wants to tell us something important,” he said as the children followed him curiously.

Suddenly, a gentle breeze laden with a sweet aroma filled the air. Small luminous seeds began to fall from the blades of the windmill, shining like tiny stars. The seeds floated gently before settling on the ground.

“What are these seeds, Uncle?” “These are the seeds of the Wish Flower, a magical plant that only blooms on nights like this,” asked Mateo, the eldest of the group, carefully picking up one of the lights.

Uncle Augustine smiled, his eyes reflecting the wisdom of the years. “These are the seeds of the Wish Flower, a magical plant that only blooms on nights like this. But be careful, children, it is not just any flower. It only sprouts if it is planted with generosity and if the wish you make is not selfish.”

Intrigued, the children began to carefully pick up the seeds. “Can we plant them now?” asked Sofia, excitedly.

“Of course,” replied Uncle Augustine, leading them to a small corner of the garden where the soil was softer. With careful hands, each child planted a seed and closed their eyes to make their wish.

Mateo wished that his father would come home early from work so they could play together. Sofia asked that her friend, who had been sick for weeks, could go back to school. The other children also made wishes full of kindness and love.

At dawn, the garden was filled with exclamations. The seeds had germinated, and in their place grew beautiful, brightly colored flowers, each radiating a soft light.

Uncle Augustine gathered them under the mulberry tree. “Do you see what happens when you plant with generosity? The Wish Flower not only fulfills what you ask for, it also lights up the hearts of those who grow it. Now go and wait. You will see that, in time, your wishes will come true.”

And so it was. As the days went by, Mateo was surprised to see that his father wanted to play with him when he came home from work, while Sofia saw her friend come into the living room with a smile. The children understood that the windmill and its flowers not only fulfilled wishes, but also taught a great lesson: the most powerful wishes are those that are born of love and generosity.

Since then, every night of the full moon, the children wait under the mulberry tree to see if the windmill magically turns once more, always ready to plant new wishes and fill the garden with light and hope.

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El Molino y la Flor de los Deseos 🌟 | Cuento Infantil sobre Generosidad y Bondad 🌟

Era una noche de luna llena en el huerto de la abuela. El molino Chicago Air Motor, con sus aspas metálicas brillando bajo la luz plateada, giraba suavemente, como siempre lo hacía cuando el viento del norte soplaba. Pero esa noche algo diferente sucedió.

 

Los niños, reunidos bajo el árbol de moras con Tío Agustín, notaron un brillo peculiar en el molino. “¡Miren!” exclamó Sofía, la menor del grupo, señalando las aspas que empezaban a girar más rápido de lo habitual.

El viejo campesino, con su sombrero de alas rectas y una pajita de trigo entre los labios, se levantó lentamente. “Algo especial está pasando, niños. Ese molino solo gira así cuando quiere contarnos algo importante”, dijo mientras los niños lo seguían con curiosidad.

De pronto, una suave brisa cargada de un dulce aroma llenó el aire. De las aspas del molino comenzaron a caer pequeñas semillas luminosas que brillaban como diminutas estrellas. Las semillas flotaban suavemente antes de posarse sobre el suelo.

“¿Qué son estas semillas, Tío?” preguntó Mateo, el mayor del grupo, recogiendo una de las luces con cuidado.

Tío Agustín sonrió, sus ojos reflejando la sabiduría de los años. “Estas son las semillas de la Flor de los Deseos, una planta mágica que solo florece en noches como esta. Pero cuidado, niños, no es cualquier flor. Solo brota si se siembra con generosidad y si el deseo que piden no es egoísta”.

Intrigados, los niños comenzaron a recoger las semillas con cuidado. “¿Podemos sembrarlas ahora?” preguntó Sofía, emocionada.

“Claro que sí”, respondió Tío Agustín, guiándolos a un pequeño rincón del huerto donde la tierra era más suave. Con manos cuidadosas, cada niño plantó una semilla y cerró los ojos para pedir su deseo.

Mateo deseó que su papá regresara temprano del trabajo para poder jugar juntos. Sofía pidió que su amiga, enferma desde hace semanas, pudiera volver a la escuela. Los otros niños también hicieron deseos llenos de bondad y amor.

Al amanecer, el huerto se llenó de exclamaciones. Las semillas habían germinado y, en su lugar, crecían hermosas flores de colores brillantes, cada una irradiando una luz suave.

Tío Agustín los reunió bajo el árbol de moras. “¿Ven lo que pasa cuando se siembra con generosidad? La Flor de los Deseos no solo cumple lo que piden, también ilumina el corazón de quienes la cultivan. Ahora vayan y esperen. Verán que, con el tiempo, sus deseos se harán realidad”.

Y así fue. Con los días, Mateo se sorprendió al ver que su papá deseaba jugar con él al volver del trabajo, mientras Sofía vio a su amiga llegar al salón con una sonrisa. Los niños comprendieron que el molino y sus flores no solo cumplían deseos, sino que también enseñaban una gran lección: los deseos más poderosos son aquellos que nacen del amor y la generosidad.

Desde entonces, cada noche de luna llena, los niños esperan bajo el árbol de moras para ver si el molino gira mágicamente una vez más, siempre listos para sembrar nuevos deseos y llenar el huerto de luz y esperanza.

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